En la azotea, en la que estábamos solos, disfrutamos del sol y las vistas de la ciudad.
No podíamos perdernos la visita al recinetemente inagurado museo Pablo Serrano.
La estructura y las vistas de Zaragoza son impresionantes, el contenido lo dejo a vuestro gusto y criterio. El arte es subjetivo y puede apasionar o desilusionar en la misma medida. Nosotros teemos la suerte de contar con Pablo, estudiante de Hª del arte y nos puede dar su punto de vista.
Terminamos la visita comiendo juntos, mucha pizza y chocolate.